Sinceramente, no me gusta hablar de este tema, pero llega un punto que me supera. No sé bien cuánto tiempo llevo arrastrándolo (3, 4 años?), pero me agota. Desde que me levanto hasta que me acuesto pensando en lo mismo. Por las noches pienso en la cama antes de dormir en qué haré al día siguiente, y por las mañanas lo primero que me digo es: venga! hoy es el día, sé fuerte. Pero es un círculo vicioso. A la mínima que lo estoy haciendo "bien", al poco vuelvo a caer. Y realmente, no lo estoy haciendo bien. Hago las cosas mal, por el camino fácil, el rápido, el que menos cuesta, cuando en realidad es el más auto-destructivo el que no lleva a ninguna parte y sigue consumiéndome. No se lo he comentado a nadie, es mi gran secreto, un secreto que algún día me matará porque cada vez que pasa más tiempo, se vuelve totalmente indomable. No quiero llegar a ningún extremo, deseo el término medio: la normalidad. No pensar en ello, disfrutar, que sea un placer y no un castigo, que sea una necesidad y no una obsesión. Nunca pensé en escribir esto pero desahogarme es una solución pasajera. Y es que esta malsana forma de vida está acabando con todo lo bueno que tenía.. la música, la confianza, el buen humor, la espontaneidad, el esfuerzo, la fuerza de voluntad, las ganas de trabajar... Es una sensación omnipresente, que me colapsa, porque el 95% de mis pensamientos giran en torno a la obsesión. Tengo mis épocas, pero siempre hay un bache que me hace caer y siento que cada vez más hondo... Tampoco consigo encontrar una explicación, un por qué... No encajo con ningún estereotipo estrictamente. Sólo persigo un fin: la PERFECCIÓN. Y no me entra en la cabeza que no existe y menos, que yo no la encarno. Rabia, al no poder guiar mis impulsos, al transformarme en una fiera a veces y otras, las menos, en una persona débil pensando que soy fuerte. Lo odio, de verdad que quiero cambiar.
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